PRESENTACIÓN
Resumen
Numerosos estudios sobre las desigualdades sociales en salud intentan demostrar la relación existente entre el estado de salud de la población y la pertenencia a un estrato o condición social. Buena muestra de ello es el impacto que están teniendo los diferentes trabajos sobre el tema en algunas agendas políticas y hoy todos estaremos de acuerdo en que es necesario convertir el pleno empleo, la equidad y el trabajo digno en objetivos esenciales de las políticas socioeconómicas nacionales e internacionales. Pero para ello es necesario que dicho empleo sea seguro, sin peligros y bien remunerado, que haya posibilidades de empleo a lo largo de todo el año y que exista un equilibrio justo entre vida profesional y vida privada para todos y todas. Es necesario también mejorar, en general, las condiciones de trabajo de todos los trabajadores y trabajadoras para que estén menos expuestos a los riesgos físicos, al estrés laboral y/o a las conductas perjudiciales para la salud. Con relación a estos temas, en los últimos años ha cobrado mucha fuerza el concepto de “cultura de la prevención” (muy relacionado con la importancia de la formación en prevención de riesgos laborales), estando muy presente en todo el corpus legislativo internacional relacionado con la salud laboral 1 . Desde que en el informe inicial de la Agencia Internacional de la Energía Atómica sobre el accidente de Chernobyl se aludiera a la cultura de seguridad como factor contribuyente al desastre, el concepto se ha ido consolidando, ampliándose además al conjunto de los riesgos laborales, adoptando así una dimensión global de cultura preventiva.