PRESENTACIÓN
Resumen
El presente número de Comunidad y Salud, propone como hilo conductor a la equidad (o inequidad), desde la reflexión crítica sobre algunas de sus manifestaciones: Violencia Juvenil, Inequidades de Género, Violencia Obstétrica, Muerte Materna; que, con los Derechos Humanos y el Buen Vivir en la acera del frente; se articulan como manifestaciones de la desigualdad – ¿inequidad?, reclamando por la Recuperación del Sentido de la Vida. A este complejo escenario nos enfrentamos con la equidad como espada, posiblemente resignificada, agradeciendo a mis compañeras y compañeros de mi Departamento de Salud Pública de la Escuela de Medicina “Witremundo Torrealba” y de la Revista Comunidad y Salud, el honor que me conceden de presentar su trabajo para la Revista Inclusiones, a cuyo equipo editorial agradecemos también ésta oportunidad de compartir nuestro trabajo, producto del intenso esfuerzo colaborativo de reflexión y generación de propuestas para el logro de mundos posibles y necesarios. Hablar de equidad, con un mínimo de respeto, requiere explicitar el contexto en el cual se hace uso del término, el significado que asumimos y, las implicaciones que pueda tener. En ese sentido, la equidad es esgrimida en nuestros tiempos de globalización neoliberal, como la panacea para combatir múltiples males, entre otros la desigualdad, identificada como uno de los principales aspectos en la determinación social de la salud y la vida; y, por lo tanto, resultaría una herejía imperdonable, asomar la más mínima crítica a la equidad. Sin embargo, queremos correr el riesgo de pensarla desde una perspectiva crítica, que se permite, muy breve y superficialmente, examinarla en el contexto históricosocial en el cual la equidad se hace posible, presente y necesaria. La nueva agenda global al 2030, Transformar Nuestro Mundo, y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), está inspirada por el compromiso de “garantizar que nadie se quede atrás” reafirmando, con ello, la primacía de la equidad como principio rector de la acción política para el desarrollo y su sostenibilidad (…), destacando que “las inequidades amenazan el buen gobierno”.1 Este fragmento puede permitirnos visibilizar algunos elementos fundantes del discurso de la equidad de algunos organismos internacionales, seductor y potente y que, en primera instancia, deberíamos suscribir. Eso sí; sin dejar de preguntarnos por los presupuestos e intereses que le podrían estar dando sustento y, beneficiándose de su efectividad como posible dispositivo de dominación, colonización y exclusión, paradójicamente con la bandera de la equidad en alto. Veamos.