Abuso Sexual Infantil: Reflexiones Críticas sobre textos publicados entre 2015-2020. Una Revisión.
Child Sexual Abuse: Critical Reflections on Texts Published between 2015-2020. A Review.
María Paz Durán Sáez
Universidad Mayor, Chile
mariapaz_duransaezto@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-8696-5214
Fecha de Recepción: 5 de Marzo de 2024
Fecha de Aceptación: 15 de Junio de 2024
Fecha de Publicación: 10 de Julio de 2024
Financiamiento:
La investigación fue autofinanciada por el autor
Conflictos de interés:
El autor declara no presentar conflicto de interés.
Correspondencia:
Nombres y Apellidos: María Paz Durán Sáez
Correo electrónico: mariapaz_duransaezto@gmail.com
Dirección postal: Chile
Resumen
Introducción: El ASI corresponde a una forma de maltrato infantil que implica la vulneración de los derechos de la infancia. Objetivo: identificar el alcance de los artículos publicados sobre ASI entre el 2015 al 2020. Método: Para ello se seleccionaron 50 artículos identificados en las bases de datos Sage Journals, ScienceDirect, Pubmed y Scielo, de los cuales se incluyeron 46 artículos según criterios de elegibilidad. Resultados: 21 artículos son de investigación, 16 revisiones bibliográficas y 9 ensayos, las principales áreas interesadas en investigar son psicología y psiquiatría. Los países con mayor publicación de artículos son Colombia, Brasil y España. Por último, se logró identificar la conceptualización del ASI, la ESCNNA como variante del ASI, caracterización del contexto y agresor, la relación entre la tecnología y ASI, develación del ASI, consecuencias en las victimas, identificación y pesquisa de ASI, los aciertos y limitaciones, aspectos legales y tentativas explicativas de dicho fenómeno. Conclusión: existe escasa información sobre las terapias farmacológicas y no farmacológicas efectivas, y limitados estudios sobre ASI en las áreas de la salud dedicadas al entregar atenciones a NNA.
Palabras clave: abuso sexual, abuso de menores, infancia.
Abstract
Introduction: Child Sexual Abuse (CSA) corresponds to a form of child maltreatment that involves the violation of children's rights. Objective: To identify the scope of articles published on CSA between 2015 and 2020. Method: To this end, 50 articles identified in the Sage Journals, ScienceDirect, PubMed, and Scielo databases were selected, of which 46 articles were included according to eligibility criteria. Results: 21 articles are research studies, 16 are literature reviews, and 9 are essays. The main areas interested in researching CSA are psychology and psychiatry. The countries with the highest publication of articles are Colombia, Brazil, and Spain. Finally, the review identified the conceptualization of CSA, Commercial Sexual Exploitation of Children and Adolescents (CSEC) as a variant of CSA, characterization of the context and perpetrator, the relationship between technology and CSA, disclosure of CSA, consequences for victims, identification and investigation of CSA, strengths and limitations, legal aspects, and explanatory attempts of this phenomenon. Conclusion: There is limited information on effective pharmacological and non-pharmacological therapies, and limited studies on CSA in health areas dedicated to providing care for children and adolescents.
Keywords: sexual abuse, child abuse, childhood.
El maltrato infantil de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), corresponde al abuso y desatención de personas menores de 18 años. Incluye, maltrato físico, psicológico, abuso sexual, negligencia, exposición a la violencia de pareja, explotación comercial o de otro tipo (2020)[1]. Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), establece que los niños, niñas y adolescentes (NNA) menores de 18 años, habitualmente son víctimas de maltrato en contextos familiares o instituciones sociales de acogida (2015)[2]. Situaciones que ocurren en aquellos espacios que deberían proveer seguridad, favorecer su desarrollo integral, conocimiento y participación sobre sus derechos (BCN, 2015)[3].
Respecto a cifras y datos, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en conjunto con la OMS, reportan a nivel mundial en población de NNA, que un 23% reporta maltrato físico, 36% maltrato emocional, 16% descuido físico y 26% abuso sexual (2017)[4].
Entre las distintas formas de violencia hacia los NNA, se encuentra el abuso y explotación sexual, entendido, como cualquier incitación para que un niño realice actividades sexuales ilegales, explotación sexual comercial, producción de imágenes y grabaciones de abuso sexual, prostitución infantil, matrimonio forzado, esclavitud sexual, venta con fines sexuales y abuso sexual sin contacto físico (BCN, 2015)[5].
En este sentido el Abuso Sexual Infantil (ASI), corresponde a la participación de un NNA en actividades sexuales que no entiende y no está capacitado para dar su consentimiento de acuerdo a su desarrollo. Puede ser perpetrado por adultos o por otros NNA, que poseen mayor edad y poder que la víctima (OPS,2020)[6]. En suma, la Academia Americana de Pediatría (2018), se refiere como a cualquier actividad de índole sexual que el niño no comprenda o consienta[7].
Además, el ASI es progresivo, requiere de la construcción de una relación, donde el agresor sexual engaña y confunde a los NNA, convirtiéndose en víctimas indiscutibles ante el agresor (UNICEF, 2016)[8].
Desde otra perspectiva, se ha abogado por el termino victimización sexual en la infancia, refiere que los NNA son utilizados como medio para obtener gratificación sexual, aprovechándose y haciendo uso de la posición de poder que puede tener una persona sobre ellos (Kanter y Pereda, 2020)[9]. De acuerdo a datos y cifras, entre un 5% y un 40% de los adolescentes, pertenecientes a diferentes países de Latinoamérica ha sufrido ASI. Incluso, una de cada 5 niñas está casada a los 18 años, de ellas una cuarta parte menciona haber recibido algún tipo de abuso por parte de su pareja, con una porción significativa de nacimientos en madres menores de 14 años (World visión, 2017)[10].
El maltrato infantil genera sufrimiento a la familia y diferentes consecuencias en las victimas (OMS, 2020)[11]. Sin embargo, los efectos del ASI, depende del contexto, la edad, la modalidad de abuso, duración, el tipo de vínculo establecido con el agresor, las reacciones del entorno familiar y social, el apoyo y tratamiento que reciban las víctimas (Unicef, 2018) [12]. Es una experiencia altamente traumática con secuelas de amplia variedad y su sintomatología diversa. Con efectos a nivel cognitivo, físico, conductual y social (Zambrano y Dueñas, 2019)[13]. Sin embargo, en ocasiones las víctimas se muestran asintomáticas, pero el malestar psicológico derivado dicha experiencia, es un factor de riesgo para nuevas victimizaciones (Kanter y Pereda, 2020)[14].
Considerando las cifras de ASI a nivel mundial y las repercusiones de dicho maltrato en la salud de los NNA. Se podría manifestar, que existe una gran cantidad de profesionales que han desarrollado artículos dedicados a estudiar este fenómeno. Frente a ello, surge la necesidad de indagar y develar el abordaje del ASI en aquellos textos publicados durante los últimos años a nivel mundial. Desde aquí, surge como objetivo de investigación identificar el alcance de los artículos publicados sobre el ASI a nivel global. De este modo, sintetizar los principales hallazgos de los artículos publicados sobre ASI, y develar las características diciplinares y metodológicas de los artículos publicados sobre ASI.
1.1. Criterios de elegibilidad
En cuanto a los conceptos incluidos, existe una diversidad amplia para hablar sobre maltrato infantil de índole sexual, en consecuencia, para fines concretos de este estudio se utilizará el termino ASI. Respecto al contexto, esta revisión, no considerará un contexto geográfico, cultural o de género en específico. Debido que se espera obtener la mayor cantidad de información posible sobre la problemática en cuestión. Por último, el tipo de fuentes de evidencia corresponde a artículos de investigación, revisiones sistemáticas y ensayos publicados entre el año 2015 y 2020. Aquellos que no serán aceptados corresponden a cartas al editor, páginas web, estudios de caso, blogs, artículo de libro y tesis de fin de grado.
Tabla 1. Criterios de inclusión y exclusión | |
Criterios de inclusión | Criterios de exclusión |
Artículos de investigación, revisiones sistemáticas y ensayos. | Cartas al editor, artículos de libro, páginas web, blogs, estudio de caso, tesis de fin de grado. |
Publicaciones realizadas entre el año 2015 y 2020. | Publicaciones realizadas anteriores al año 2015. |
Corresponden a Scimago, Sage Joournal, ScienceDirect, Scielo y Pubmed, donde se utilizaron los términos de búsqueda en español: abuso sexual infantil, violencia sexual infantil, abuso sexual y abuso de menores. Términos en inglés: child sexual abuse, child sexual violence, sexual abuse y child abuse. Durante la búsqueda de fuentes de información, una de las rutas de búsqueda más utilizada correspondió a la selección de aquellos artículos publicados en las fechas del 2015 a 2020, que incluyeran en su título las palabras abuso sexual infantil y/o en las palabras claves abuso sexual infantil y abuso sexual-niños.
Se consideraron los criterios de elegibilidad. Una vez seleccionados los artículos, se verifico la existencia de artículos duplicados y se realizó una revisión completa de los textos, frente a los cuales se aplicó una segunda exclusión de aquellos que no presentarán características claras de un artículo de investigación, revisión sistemática o ensayo.
Consistió en el desarrollo de una matriz de sistematización, aplicada al total de los artículos seleccionados, durante la extracción de datos, no se encontraron artículos duplicados. Respecto a la lista de datos, se realizó una lectura detallada de cada texto, para extraer datos como; nombre y apellido del autor/es, año de publicación, revista en la cual fue publicada, nacionalidad, modelo de investigación (en caso de artículos de investigación y revisiones bibliográficas), profesiones de los autores, resultados, conclusiones y palabras claves. En el caso de los ensayos, el modelo de investigación y resultados se omitió, pero se incorporó el resumen. En cuanto, a la identificación de la profesión de los autores, para obtener mayor información se indago en la misma base de datos en la cual estaba publicada el artículo, y al no encontrarse ahí aquella información, se realizó una búsqueda de nombre del autor en Publons y/o ORCID.
Se identifico un total de 1.163 artículos, en las bases de datos Sage Journals, ScienceDirect, Pubmed y Scielo, de los cuales 50 fueron seleccionados para lectura completa, entre ellos no se encontró ningún texto duplicado. Se incluyeron 46 artículos, los cuales cumplieron con los criterios de elegibilidad.
Figura 1. Diagrama de flujo de la información.
Fuente: Moher D, Liberati A, Tetzlaff J, Altman DG, The PRISMA Group (2009).
En cuanto a aspectos generales de información sobre los textos incluidos, se encontraron 21 artículos de investigación, 16 artículos de revisión bibliográfica y 9 ensayos. En idioma español, inglés y portugués. En cuanto a los países se encontró Colombia, Brasil, España, Chile, México, Reino Unido, EE. UU, Paraguay, Argentina, Costa rica, Canadá, Francia, Perú, Turquía y Uruguay. Las profesiones identificadas en la producción de textos son Psicología, Psiquiatría, Enfermería, Trabajo social, Salud pública, Sociología, Criminología, Medicina general, Pediatría, Ética, Salud colectiva, Docencia, Victimología, Ginecología, Médico cirujano y Odontología.
Cuadro 1. Países identificados en el estudio del ASI | |||||
Países | N° de artículos | Países | N° de artículos | Países | N° de artículos |
Colombia | 9 | Reino Unido | 2 | Canadá | 1 |
Brasil | 7 | EE. UU | 2 | Francia | 1 |
España | 7 | Paraguay | 2 | Perú | 1 |
Chile | 4 | Argentina | 2 | Turquía | 1 |
México | 2 | Costa rica | 2 | Uruguay | 1 |
Fuente: elaboración propia.
Cuadro 2. Profesiones identificadas en el estudio del ASI | |||||
Profesiones | N° de artículos | Profesiones | N° de artículos | Profesiones | N° de artículos |
Psicología | 17 | Sociología | 2 | Salud colectiva | 1 |
Psiquiatría | 6 | Criminología | 2 | Docencia | 1 |
Enfermería | 3 | Medicina general | 2 | Victimología | 1 |
Trabajo social | 3 | Pediatría | 2 | Ginecología | 1 |
Salud pública | 3 | Ética | 1 | Médico cirujano | 1 |
Odontología | 1 |
Fuente: elaboración propia.
Respecto a aspectos metodológicos, en artículos de investigación y revisiones bibliográficas, se encontró modelos de investigación cualitativa, cuantitativa y mixta. En cuanto a las técnicas de recolección de datos, se identificó revisión de documentos y aplicación de entrevistas.
Cuadro 3. Información sobre los textos encontrados sobre el ASI | ||||
Producción académica de información | Artículos de investigación | Artículos de revisión sistemática | Artículos de ensayo | |
N° de textos | 21 | 16 | 9 | |
Técnica de recolección de datos de los estudios | Revisión de documentos públicos | N° de artículos | ||
26 | ||||
Aplicación de entrevistas | 11 | |||
Modelo de investigación | No especifica | N° de artículos | ||
12 | ||||
Cualitativo | 11 | |||
Cuantitativo | 7 | |||
Mixto | 7 |
Fuente: elaboración propia.
El ASI correspondería a la participación de un NNA en actividades sexuales ausentes de consentimiento, debido a la incapacidad de comprender semejante situación por su nivel de desarrollo global[15] [16] [17] [18] [19]. Lo que implica coaccionar, motivar o forzar un comportamiento sexual[20][21][22]. Entre ellas, se encuentran prácticas de diferentes tipos, como; tocaciones corporales, penetración[23][24], ver pornografía, posar eróticamente para fotos y videos, masturbarse en público[25], entre otras. Este tipo de prácticas están empapadas de violencia, amenazas y mentiras[26][27] [28], que tendrán como fin usar al NNA con el objeto de estimular sexualmente al agresor o incluso a la víctima[29]. Por tanto, la interacción sexual tendrá lugar entre un NNA y un adulto[30][31]. Otros autores mencionan que el agresor podrá ser cualquier individuo que tenga mayor edad que la víctima[32] [33] [34][35]. Lo cual, se relaciona estrechamente con la posición de poder y asimetría que posee el agresor, frente a la víctima[36][37][38][39][40] . Incluso, el agresor puede ser quien desarrolla el papel de protector y cuidador del NNA7.
De esta manera, el ASI es considerado una forma de violencia[41] [42], que vulnera gravemente los derechos de los NNA[43], especialmente aquellos relacionados con la protección[44]. Exponiendo a las víctimas a mecanismo de supervivencia y resistencia pasiva, sobre todo cuando no pueden enfrentar al agresor[45]. En algunos textos se establece como un problema de salud pública[46][47], debido a la cantidad de víctimas que afecta actualmente. Convirtiéndose en una de las problemáticas con gran impacto a nivel mundial, especialmente en aquellos países en vías de desarrollo[48]. En suma, Russo y Gonzales (2019), establecen que es una problemática alarmante, pues sigue presentándose con mucha frecuencia, a pesar de los esfuerzos de sensibilización y visibilización que se han realizado sobre el ASI en los últimos años[49].
Considerando, lo mencionado sobre el ASI, se vuelve imposible no vincular este fenómeno con la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA), en especial cuando los textos encontrados relacionan estas problemáticas estrechamente. De hecho, la principal característica de la ESCNNA, es su forma de coerción y violencia [50][51], que implica utilizar el cuerpo de un NNA en actividades de carácter sexual[52]. Aunque, su magnitud pareciera ser más amplia, al ser considerada como una manera de esclavitud contemporánea[53][54].
La ESCNNA, corresponde a la obtención de dinero, favores u otros por parte de un sujeto, el cual expondrá a un NNA a situaciones de interacción sexual. Igualmente, podría utilizar a la víctima para el desarrollo de pornografía, trata, trafico u otros[55]. Por tanto, es entendida como una práctica criminal y un tipo de violencia sexual que se caracteriza por comprender a los NNA como objetos y mercancía sexual[56][57].Desde, el enfoque de salud pública este fenómeno adquiere importancia por las graves consecuencias que pueden generar en las victimas, especialmente para su salud mental, física, nutricional, reproductiva y social[58].
En cuanto, a los factores de riesgo se encuentra el ASI, acontecimiento frecuente de encontrar en los antecedes de los NNA que son explotados sexualmente[59][60][61]. En suma, Salazar-Muñoz y Vega-Eles, identificaron que gran parte de los NNA que son víctimas de ESCNNA fueron sometidos a ASI y negligencia parental[62]. Incluso, De Vries y Goggin, indican que el ASI se informa con mayor frecuencia como un factor de riesgo considerablemente más fuerte para el tráfico sexual de NNA, especialmente en aquellas de sexo femenino[63].
Existen otros factores de riesgo, como situación económica precaria, disfuncionalidad familiar, consumo de alcohol y drogas, pares en ESCNNA, familiares con antecedentes de prostitución, situación de calle, problemas educativos y conductas transgresoras[64].
Respecto a la edad, de los NNA expuestos a explotación sexual comercial, un estudio incluyo solo a mujeres en edades de 12 a 18 años[65]. Otros estudios identificaron edades desde los 10 años[66] y desde los 15 años[67], especialmente en población de sexo femenino. En este punto, un estudio de revisión bibliográfica revela que los estudios encontrados sobre ESCNNA, la población era únicamente femenina, por tanto, una posible problemática basada en violencia de género[68].
Respecto a enfermedades de transmisión sexual en el contexto de la ESCNNA, un estudio develo que el VIH es una problemática en la vida de estos NNA, especialmente en aquellos que se encuentran en situación de calle, determinado esta problemática como prioridad de salud pública[69]. Otros estudios, concluyeron la necesidad de abordar dicha problemática mediante la implementación de estrategias, entregar servicios de salud y generar estudios con el fin de combatir este tipo de vulneraciones[70][71][72].
Respecto al contexto de ocurrencia del ASI, se identificó dos contextos claramente definidos, aquel de tipo intrafamiliar y el de tipo extrafamiliar. En el primer caso, Valle et al, (2018), menciona que corresponden a agresiones cometidas por miembros de la familia o por alguien que vive en el mismo hogar. Generalmente, ocurren en familias disfuncionales que se destacan por inversión de roles parentales y baja cohesión familiar. El perfil del agresor en este contexto podrá ser el padre, abuelo, hermano, tío u otro miembro. Dichas agresiones concurrentemente son de larga duración y escasamente reportadas[73]. En suma, Lira et al. (2017), señala que el ASI en estos contextos pueden ser considerado como un mal entendido, que se repite de generación en generación, distorsionado aquello que es permitido y prohibido en la sexualidad.
En el segundo caso, las agresiones sexuales suelen ocurrir fuera del hogar[74]. En este sentido, Fornari et al. (2018), detalla en su estudio que las victimas citaron como contexto en donde ocurrieron las agresiones, la escuela, la iglesia, el parque, la playa, la hacienda, la piscina, la tienda, la panadería, el shopping y el ómnibus[75]. Por tanto, el perfil del agresor correspondería a un conocido o un extraño[76].
Considerando ambos contextos de ocurrencia de ASI, en Brasil Fornari et al. (2018), señala que del total de las victimas el 48,13% menciono el hogar y 13,55% menciono la calle, como lugares físicos en donde ocurrieron las agresiones sexuales. Sobre el tipo de relación con los agresores, 22,42% fueron personas desconocidas. Las demás participantes fueron víctimas de personas conocidas, como familiares y amigos de la familia[77]. En suma, un estudio llevado a cabo en Colombia, logro establecer que las denuncias de ASI se concentran el 50,06% en de contextos familia, pareja y amigos. Es más, el 50% de estos delitos son efectuados por un familiar cercano o conocido de la familia[78], por lo que predomina el contexto intrafamiliar, por sobre el contexto extrafamiliar.
Incluso, Tylera y Schmitz (2018), señala que muchos de los adolescentes que se encuentran en situación de calle en EE. UU, fueron abusados sexualmente por algún integrante de sus familias. Situación, que se vuelve a repetir al no encontrar refugios seguros y confiables para pernoctar. De hecho, el 50% a sufrido alguna vez abuso sexual y violencia física, durante su permanencia en las calles[79].
En Paraguay, Veirano et al (2017), mediante una recopilación de revisión de antecedentes clínicos, logro identificar que el 60% de los casos de ASI fueron intradomiciliarios de los cuales el 37%, fueron perpetrados por el padre, padrastro, abuelo, tío, hermano, abuela y constituyeron episodios reiterados. En el 37% de los casos extra domiciliarios, el perpetrador fue un conocido de la familia de la víctima[80].
En complemento, a modo de compresión sobre que problemáticas pueden potenciar un posible ASI en cualquier tipo de contexto, Gutiérrez y Lefevre (2019), identifica a familias monoparentales, que necesitan dejar a su hijo bajo el cuidado de un pariente, amigo o vecino[81]. Los que eventualmente desarrollaban conductas sexuales abusivas con los NNA al cuidado, aprovechándose de las necesidades de estas familias.
Por otra parte, el consumo de alcohol podría estar implicado en las agresiones sexuales intrafamiliares y extrafamiliares. Valle et al (2018), identifico que el consumo de alcohol en el último año se asoció a formas no físicas y físicas de agresión sexuales intrafamiliares y extrafamiliares. Además, se asoció con las violaciones sexuales extrafamiliares solo a víctimas de sexo femenino[82].
En la revisión de textos, se encontró solo un estudio que indago sobre el ASI y su relación con las nuevas tecnologías. Los autores, Hamilton et al. (2020), utilizan un concepto en su estudio llamado Abuso Sexual Infantil Asistido por la Tecnología (ASI-AT), debido que las tecnologías están facilitando el ASI, especialmente cuando se habla de internet. El estudio entrevisto a 28 jóvenes de los cuales 16 reportaron una situación de ASI-AT, cuya edad de inicio de los abusos fue desde los 4 a 17 años[83].
Los tipos de contacto sexual en el ASI-AT, incluían compartir imágenes, chat sexual no deseado y actividad sexual filmada, mediante el uso del chantaje, amenazas y coerción emocional. El contacto inicial provino de una variedad de fuentes, como juegos en línea, uso de redes sociales, e incluso a través de rutas inusuales como sitios web de depilación. Respecto al contexto del abuso fue de tipo extrafamiliar y en 13 de los casos, los pares masculinos fueron los perpetradores, como los novios, varones conocidos fuera del internet y personas conocidas en internet[84]. Es decir, la tecnología en materia de ASI, aumento la facilidad de acceso a las víctimas, genera mayores sentimientos de impotencia en las victimas, facilita el acceso continuo y sostenido del abuso en el tiempo, permite el chantaje emocional para obtener imágenes de contenido sexual y a las víctimas atemorizadas por miedo a la divulgación de las imágenes[85].
2.3.5. Caracterización de la víctima.
Se encontró en un rango de edad variado de las víctimas de ASI, un estudio realizado en Barcelona, identifico que los abusos se iniciaron en edades desde los 3 años hasta 13 años, en población de sexo femenino[86]. En Turquía, el estudio reviso los archivos remitidos al Centro de Vigilancia Infantil de la Hospital de Formación e Investigación, se incluyeron 482 casos de ASI, de ellos 82,2% eran niñas y el 17,8% eran niños. En Reino Unido, un estudio de revisión sistemática realizado sobre la efectividad de la psicoterapia en el ASI, identificó que la edad de los NNA incluidos en los estudios eran desde los 4 a 18 años, con predomino de sexo femenino[87].
Los datos recopilados de una encuesta nacional de exposición de niños a la violencia realizada en EE. UU, develo que 414 NNA en edades de 10 a 17 años, habían sido abusados sexualmente, de ellos 311 eran mujeres y 103 hombres, respecto a la raza, 267 eran blancos: no hispanos, 62 afroamericanos: no hispanos, 17 otra raza: no hispanos y 67 hispanos[88].
En Brasil, una investigación identificó como edad promedio de las victimas abusadas desde los 6 años, de ellas 78,4% eran niñas[89]. Se encontró un segundo estudio, cuyo objetivo era analizar las narrativas de mujeres que sufrieron ASI, revelo que las violaciones ocurrieron entre los 4 a 9 años de edad[90].Otro estudio, analizó todos los casos sospechosos o confirmados de ASI notificados por un hospital pediátrico, de las 489 notificaciones de ASI, 369 correspondieron a mujeres y 120 a hombres. El grupo de edad más afectado fue de 10 a 15 años para las niñas y de 2 a 6 años para los niños[91].
Un estudio llevado a cabo en Colombia, que tuvo como muestra a los cuidadores de las víctimas, revelo que la edad de las niñas que sufrieron ASI estaba comprendida entre los 11 a 15 años y los niños entre 6 a 15 años[92]. Una revisión bibliográfica, observó coincidencias significativas, identificando como edad de mayor vulnerabilidad para el ASI entre los 10 y 14 años en el grupo de las mujeres[93].
En Uruguay, el análisis de archivos de admisión hospitalaria por ASI demostró que el rango de edad fue desde 1 a14 años. El 37% eran mayores de 10 años y el 78% eran de sexo femenino[94]. En Paraguay, por su parte la muestra tuvo lugar a asistentes de la Consejería Municipal por los Derechos de NNA, develando que la mayor incidencia de ASI se da en niñas de entre 10 a 14 años[95].
Por su parte, en Chile se realizó un estudio que consto de la revisión de 886 antecedentes de caso correspondientes a un centro especializado en maltrato infantil, de los cuales 191 niños y niñas menores de 10 años habían sido víctimas de ASI, el 61,8% era de sexo femenino en edades entre 2 y 9 años[96].
De los estudios analizados, solo uno incorporo como sujeto de estudio población exclusivamente masculina, el cual consta de una revisión bibliográfica. Señalando que las primeras experiencias traumáticas se presentaron desde los 2 años hasta el final de la adolescencia. Además, se identificaron condiciones de vulnerabilidad de las víctimas asociadas con situaciones de discapacidad y comportamientos no conformes con la identidad sexual[97].
En cuanto a la develación del ASI por parte de las víctimas, Arredondo et al. (2016), identifico que un 41,9% del total de los participantes revelaron el ASI y en el 58,1% el abuso fue detectado. El ASI revelado alcanza el 46.6% en las niñas y un 34,2% en el caso de los varones[98]. En cuanto a la edad, el 35% de los niños menores de 7 años revela el abuso, mientras que a los 8-9 años la proporción de casos que revela alcanza el 52%. En suma, Lira et al. (2017), detalla que cuanto más joven es el NNA mayor es la dificultad para revelar y que a medida que el niño crece, aumenta el porcentaje de revelación. Sin embargo, superar la barrera del silencio, es un proceso diferente para cada caso y un momento de fragilidad[99].
Incluso, Vende (2015), menciona que los adolescentes víctimas de ASI, tienden a asumir que serán juzgados negativamente. Dado que, los adolescentes logran comprender aquello moralmente aceptado por la sociedad. A partir de estas creencias, desarrollan justificaciones del maltrato, al creer que la responsabilidad del maltrato sufrido es de la víctima, según lo socialmente aprendido[100].
Gómez et al. (2020), incorporo datos de países como EE. UU, Brasil, China, India, Jamaica y Suráfrica. Detallo que el proceso de develación en los varones es más tardío. Debido a la concepción de masculinidad y la idea de culpabilidad. Sin embargo, la revelación de estas situaciones de abuso por figuras públicas y el reconocimiento social del problema, podría promover la develación. La cual, se define como una experiencia positiva, con sentimientos satisfactorios y probabilidades de reducir trastornos de salud mental[101]. Sin embargo, Cantón y Cortez, mencionan que una revelación temprana puede disminuir la sintomatología, pero en otras ocasiones llevar a una revictimización[102].
En cuanto a otros factores que influyen en la mantención del silencio, Lira et al. (2017), menciona como motivo el miedo al abusador y la posible ejecución de las amenazas a otros familiares[103]. En suma, Dolev, Ricon y Levkovich, identificaron que los NNA tenían miedo que no le creyeran su padres, compañeros y entorno más cercano. Especialmente, cuando el abusador es un familiar, en este sentido, se interponen sentimientos de lealtad, dependencia y la victima tendrá tendencia a sentirse responsable de mantener la familia unida, con miedo a ser expulsado frente a una eventual revelación. En cuanto, a aspectos religiosos, los sentimientos son similares, existe miedo a ser condenado, expulsado y culpados, con la tendencia a mantener la información en un círculo familiar cerrado, dificultando el proceso de revelación. Incluso, la víctima preferirá contarle a un amigo, en lugar de buscar un profesional o acudir a la policía[104]. Sin embargo, Arredondo et al. (2016), identifico que el agente de develación como figura que sobresale es la madre, seguida de agentes institucionales y adultos significativos[105].
En este sentido, Lira et al. (2017), señala la percepción de amenaza a la vida familiar, por ello las vivencias abusivas se mantienen en silencio, especialmente entre madre e hija[106]. De hecho, una quinta parte de las víctimas nunca revela su secreto y muchos lo revelan sólo años después, generalmente cuando el abusador es un miembro de la familia[107].
Arredondo et al. (2016), señala que en los casos de contexto intrafamiliar la revelación es menos frecuente, que en los de contexto extrafamiliar. En cuanto la frecuencia de los abusos, existe mayor revelación cuando el abuso ocurrió una vez, que en los casos en que ocurrió frecuentemente. Igualmente, esta situación se repite cuando existe violencia física asociada, el porcentaje de revelación es menor, pero el porcentaje de detección aumenta.
La autora Kara Fletcher (2020), menciona que el ASI tiene un claro impacto en el bienestar posterior de las víctimas. Aumentando las posibilidades de desarrollar consumo de sustancias, Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT) y otras enfermedades de salud mental[108]. A su vez, Tichelaar, Dekovic y Endendijk (2020), identificaron que un gran porcentaje de NNA que sufrieron ASI, presentaron TEPT[109]. Por su parte, Gewirtz (2020), además de identificar el TEPT, depresión, ansiedad y Trastorno disocial como consecuencias que se podían presentar hasta la edad adulta en los NNA abusados sexualmente. Destaca que el autoconcepto, calidad parental y apoyo social también podrían propiciar patologías de salud mental[110]. Incluso, González et al. (2016), menciona que los trastornos psicopatológicos van a predominar, dependiendo del grado de culpabilidad que los cuidadores proporcionaron al NNA y la edad del menor al momento del sufrir el ASI, debido que, a menor edad, menor cantidad de herramientas para afrontar un evento traumático[111]
En suma, Sari y Saday (2016), mencionan como consecuencias del ASI la presencia de trastornos de salud mental como; ansiedad, consumo de sustancias, distimia, depresión, manía, fobia social, agorafobia, ataques de pánico, TEPT y trastorno de pánico. Influyendo en el desarrollo de la autopercepción, las relaciones interpersonales, emociones y dificultar los procesos de regulación frente a eventos estresantes[112].
En suma, Matos, Pintos y Stelko (2018), mencionan que las secuelas orientadas a problemáticas de salud mental, físicas, de estructura cerebral, conductas de riesgo y relaciones sociales, se pueden presentar hasta la edad adulta, incluso reduciendo la esperanza de vida. Con secuelas mentales, como depresión, TEPST e intentos suicidas[113]. Considerando, que un evento de esta magnitud puede causar secuelas a nivel neurológico y de estructura mental. Cerda et al. (2017), señala que el ASI genera altos niveles de reactividad al cortisol, síntomas de TESPT y depresión[114]. En cuanto, a consecuencias en la salud sexual, Veirano et al. (2017), señala que el 16% de los casos ingresados a un centro hospitalario por sospechas de ASI, presentaron infecciones de transmisión sexual (ITS), entre ellas virus de papiloma humano, clamidia, presencia de la bacteria treponema pallidum y Neisseria gonorrhoea[115].
Respecto a las consecuencias en población femenina, Pereda y Sicilia (2017), en una muestra de población de mujeres adultas atendidas en el centro de atención para víctimas de ASI en Barcelona. Descubrieron sintomatología psicológica como depresión, ansiedad y psicosis. Psicopatologías, que podrían haberse visto influenciadas por las reacciones sociales negativas del entorno frente a la develación del abuso[116]. Por su parte, Arrom et al. (2015), identifica trastornos psicopatológicos similares en mujeres jóvenes adultas, como trastornos del ánimo, ansiedad y de personalidad[117]. En suma, Ortiz et al. (2018), revela que las mujeres adultas con depresión mayor pertenecientes a un centro comunitario de salud mental en México expuestas a ASI, tenían mayor comorbilidad con trastornos de ansiedad social y riesgo suicida[118]. Por último, López et al. (2017), señala que las disfunciones sexuales, dificultades en la excitación, comunicación con la pareja y construcción de la confianza eran significativamente más concurrentes en mujeres que sufrieron de ASI[119].
En suma, Cohen y Cob (2019), menciona que más del 50% de niñas que sufrieron ASI, son diagnosticadas con trastornos de orden psicopatológicos, entre ellos, de personalidad limítrofe, disociativo, consumo de sustancia, oposicionista desafiante, ansiedad, depresión, TEPT, fobia y déficit intelectual. Además, el suicidio, depresión y ansiedad se relacionan con sentimientos de desmoralización y desvalorización personal por baja autoestima. También, se presenta en ciertos casos disfunciones de relaciones sexuales. De este modo, el ASI va concluir en problemas psicológicos, biológicos y sociales, que en cierto grado dependerán de la edad de inicio, duración y gravedad del abuso[120].
En contraste, respecto a consecuencias del ASI en población masculina Gómez et al. (2020), identifico efectos a nivel de salud mental, salud sexual y comportamental. Destacando trastornos de salud mental como distrés, TEPT, consumo de sustancias, estrés crónico, depresión, ideación suicida y alteraciones en la construcción de la identidad. Incluso identifico, conductas de riesgo sexuales, como desempeñarse en trabajos sexuales[121].
Por su parte, Vicente (2017), menciona efectos a nivel cognitivo, como retrasos en desarrollo psicomotor, déficit atencional y retraso en el desarrollo psicomotor. A nivel físico, alteración en el área anogenital (dolor, picor, hemorragias, desgarros y hematomas), dificultad para caminar, sentarse, infecciones genitales, enfermedades de transmisión sexual (ETS), ITS y embarazo. A nivel conductual, conductas sexualizadas (con otros niños o masturbación compulsiva), negativas dirigidas hacia una persona, entre otras. Efecto que pueden abarcar secuelas en mimo grado hasta de suma gravedad, que comprometen el desarrollo global de la víctima[122].
Por último, Cantón y Cortez (2015), señalan consecuencias especificas en preescolares, como retraso del desarrollo psicomotor, síntomas somáticos, enuresis, encopresis, síntomas de ansiedad, retraimiento social, TESPT y conducta sexualizada. En cuanto, a consecuencias en edad escolar y adolescente, se pueden mantener síntomas somáticos, enuresis, retraimiento social y TESPT, además desarrollar conductas sexuales inapropiadas, trastorno de ansiedad, depresión, trastornos disociativos, conductas agresivas, problemáticas en el rendimiento escolar y a nivel cognitivo. En específico, los adolescentes, pueden involucrarse en actividades delictuales, conductas suicidas, autolesiva y sexuales de riesgo[123]. En suma, Dolev, Ricon y Levkovich (2020), identificaron en adolescentes síntomas disociativos, depresión, consumo de sustancias, baja autoestima, trastornos alimentarios, TESPT, comportamientos autolesivos y conductas sexuales inapropiadas[124]. En este sentido, González et al. (2016), señala que los niños y niñas en edad escolar experimentan sentimientos de culpa y vergüenza ante el evento del abuso sexual y los adolescentes sufren grandes riesgos de llevar a cabo un embarazo no deseado[125].
De hecho, el ASI podría desarrollar consecuencias negativas en las vidas de las víctimas, debido a las diversas experiencias traumáticas que pueden llegar a experimentar, de este modo diferentes autores establecen que esta situación impacta gravemente en la salud física, psicológica y emocional de los NNA agredidos sexualmente[126][127][128][129].
2.3.7. Identificación y pesquisa del ASI.
En cuanto al proceso de evaluación y pesquisa del ASI, González et al. (2016), señala como valoración inicial, la aplicación de una entrevista semiestructurada al cuidador principal y posteriormente al NNA, que deberán ser realizadas por un médico, psicólogo o psiquiatra[130]. Además, Rodríguez (2018), establece que la entrevista es un elemento clave, debe aplicarse en un lugar apropiado, que inspire confidencialidad y confianza. Debido que la información extraída, podría ser utilizada como prueba significativa para un posterior juicio. Sin embargo, los profesionales deben estar capacitados en habilidades de comunicación, para identificar las señales expresadas mediante lenguaje no verbal y evitar repetir exploraciones que generen victimización secundaria[131].
Al respecto, Cohen y Cob (2019), mencionan que la historia relatada por el NNA es una importante herramienta diagnostica, debido que en ocasiones el examen físico no es concluyente, porque requiere que se presenten alteraciones evidentes. Las cuales solo se pueden identificar en lesiones que presenten menos de 72 horas. La entrevista y el examen físico requiere de técnicas que generen un ambiente de confianza y seguridad, debido que una revisión genital puede causar revictimización[132].
Por tanto, González et al. (2016), señalan que la exploración física es un proceso voluntario, explicado claramente al NNA, utilizando un lenguaje adecuado a la edad de la víctima y características de su personalidad. Así, crear un espacio seguro y de confianza. El examen exploratorio comienza en zona corporales extra genitales, luego para-genitales y finalmente en el área genital y anal. En el caso de niños menores de 2 años, es importante realizar exámenes que descarten infecciones perinatales[133]. Por su parte, Rahman et al. (2015), menciona que la importancia clínica del ASI se ha expandido rápidamente en pediatría, donde el examen genital se ha considerado como una evaluación importante en los casos de ASI. Incluso, en diversas investigaciones de han desarrollado esquemas de clasificación de los hallazgos físicos, incorporado herramientas para el diagnóstico, aunque otros estudios han demostrado que el diagnostico en muchas ocasiones no se basa en los hallazgos físicos, por tanto, se vuelve clave el relato e historia de la víctima[134].
Por último, Rahman et al. (2015), destaca que en los casos de sospecha de ASI en niñas, con signos físicos evidentes o de naturaleza inespecífica, es necesario realizar exámenes para descartar ITS. Sin dejar de lado, que la practica pediátrica ha avanzado mucho en estos años no solo desde el área de la medicina, sino que también desde lo psicosocial, considerando imprescindible el abordaje interdisciplinario e integral en este tipo de casos[135].
En cuanto, a la evaluación psicológica y psiquiátrica, González et al (2016), menciona la importancia que un equipo interdisciplinario, especialmente compuesto por la presencia de un médico y psicólogo, seguido de preguntas que buscaran adquirir toda la información posible sobre los factores desencadenantes del ASI y la psicodinámica familiar. En cuanto, a la valoración del NNA dependerá de su nivel de desarrollo, edad y disposición[136].
Respecto, al diagnóstico Veirano et al. (2017), lo señala como un desafío, por las posibilidades de un subdiagnóstico o sobrediagnóstico, debido que ambas situaciones pueden generar graves consecuencias en la vida de los NNA. Por tanto, debe ser abordado por un equipo capacitado, que evalué correctamente cada caso y considere las medidas correspondientes[137]. Igualmente, González et al. (2016), menciona que el diagnóstico del ASI, es un reto para el médico, donde es necesario un equipo interdisciplinario, que aborde el caso de manera sistémica y con ética profesional. Teniendo en cuanta, el tiempo transcurrido desde la agresión y el tipo de abuso. En este sentido, identifica la agresión sexual aguda; como aquella que ocurre antes de las 72 horas, implica exploración física y revisión en el periodo de tiempo indicado. Y la agresión sexual crónica; con periodos de repetición y abusos llevados a cabo en los últimos meses o años[138].
Adicionalmente, Urda (2017), establece que diagnosticar esta problemática, requiere de sospecha y crear procesos reflexivos sobre ella. Por tanto, es necesario la formación y aprendizaje, para que los profesionales puedan identificar un relato sospechoso y explorar posibles evidencias de algún daño físico y/o psicológico. De esta manera, al entregar la atención necesaria, las victimas de ASI podrán afrontar dicha situación, prevenir nuevas experiencias de abuso y restaurar sus proyecciones de vida[139]. Al respecto, Veirano et al. (2017), menciona que el ASI es una situación compleja y debe ser manejada por un equipo interdisciplinario capacitado. Para realizar los tratamientos necesarios, bien ejecutados y hospitalizaciones acordes a la necesidad identificada. Así, evitar iatrogenia, revictimización y vulneración de los derechos del NNA.[140].
En cuanto a intervenciones terapéuticas, Gómez et al. (2020), señala que las terapias grupales cognitivo-conductual en población adulta masculina que sufrieron ASI, favorecieron comportamientos de autocuidado, reducción de comportamientos de riesgo sexuales y de estrés postraumático. Sin embargo, ciertos obstáculos dificultan la búsqueda de tratamiento, como la falta de compromiso por parte de los profesionales de la salud, los estigmas asociados al abuso y las barreras de acceso[141].
En suma, Tichelaar, Deković y Endendijk (2020), señalan diversos tipos de psicoterapia para NNA que sufrieron abuso sexual. Entre ellas, terapia cognitivo-conductual, terapia de grupo, desensibilización, terapia de juego y tratamiento de exposición prolongada. En cuanto, a componentes del tratamiento la farmacoterapia y los procesos de narración, aportaban positivamente a la psicoterapia[142].
Cabe considerar que Gutiérrez y Lefevre (2019), valoran la terapia dirigida a las víctimas de ASI y a los cuidadores principales, debido que las madres tienen alta probabilidades de ser víctima de abuso y encontrarse dañadas. Por ello, los profesionales tienen la misión de disminuir el impacto de la situación traumática, activar redes de apoyo y realizar terapias de familia, enfocadas a la comunicación y eliminar patrones de conductas coercitivas[143].
Por último, Fletcher (2020), identifico tratamientos dirigidos al consumo de sustancias en población adulta, cuyos abordan la problemática de manera aislada, sin considerar la comorbilidad con depresión, ansiedad, TEPT y síndrome de estrés crónico. Además de presentar en su historia clínica la presencia de ASI, considerado un factor de riesgo para el consumo de sustancias y el desarrollo de otras psicopatologías[144].
Desde otra mirada, Fonseca, Letelier y Lozano (2018), señalan la obligación de denunciar el ASI, como estrategia clave para su abordaje. La detección temprana, previene lesiones graves y facilita la búsqueda de ayuda. Entre los profesionales sanitarios encargados de la detección, prevención y denuncia del ASI, se encuentran los odontólogos. Realizan una evaluación oral para constatar lesiones e identificar señales de ASI. Sin embargo, la falta de capacitación, dificulta su participación en el desarrollo de pruebas jurídicas y en los procesos judiciales[145].
Por su parte, Cerda et al. (2017), en cuanto al diseño de intervenciones y tratamiento farmacológicos, considera la hiperreactividad del cortisol como biomarcador para el desarrollo de tratamientos eficaces en personas que sufren TEPT y depresión como consecuencia de experiencias traumáticas en la infancia, como el ASI. La gravedad de los trastornos psicopatológicos puede verse influenciados por alteraciones del sistema hipotálamo-hipófisis-adrenal, y su relación con factores como el sexo de la víctima, severidad y tipo de maltrato[146].
En cuanto a las limitaciones y el futuro abordaje del ASI, Arredondo et al. (2016), indica la importancia de preparar a las personas para acoger adecuadamente las develaciones de los NNA, debido al escaso porcentaje de develación del ASI. Crear estrategias de detección para contextos de abuso sexual intrafamiliar y extrafamiliar. Diseñar programas preventivos en la preparación de las madres para la detección del ASI, incorporar la figura paterna y a otros agentes, a quienes no se orientan actualmente ninguna capacitación, pero pueden constituirse en figuras escogidas y de confianza para la develación del ASI[147].
Finalmente, Soma, Prado y Williams (2017), mencionan que el ASI se ha vuelto objeto de investigación, lo que ha permitido crear programas de prevención cuya función es capacitar a los NNA, para protegerlos del maltrato y violencia de otros. Enseñándoles habilidades de protección, mediante el uso de películas, juegos, guías y libros orientados a maestros, padres y NNA. Con el fin de concientizar a los niños y niñas, sobre circunstancias y problemáticas asociadas al ASI[148].
En cuanto a aspectos legales sobre el ASI, Dos Santos y De Oliveira (2016), develan que la evidencia de mayor valor es aquella de prueba material, encontrando que, de 2.802 casos, 248 fueron confirmado como ASI. Debido que el relato no es considerado como prueba de valor, por posibles falsas acusaciones. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que un porcentaje minúsculo ha relatado falsos abusos. [149]
Por el contrario, Juárez y Lira (2020), señalan que el relato del NNA es considerado una prueba el ASI, pero son incidentes complejos de abordar desde un proceso judicial y legal, debido a la dificultad para obtener evidencias. Además, las prácticas deficientes de psicólogos forenses u otros profesionales, encargados de obtener el relato, producen revictimización secundaria o perjudican el caso[150].
Por su parte, Bustos y Casalla (2019), identificaron, en los interrogatorios y contrainterrogatorios, la búsqueda persistentemente de respuestas lógicas y sistemáticas en las victimas sobre eventos relacionados al presunto abuso y sus consecuencias bajo preguntan prohibidas e inadecuadas. Generando distorsión en la información, lo cual demuestra la necesidad que los actores judiciales respeten las reglas jurídicas, los lineamientos planteados en el código de infancia y adolescencia, y promover la protección de los derechos de los NNA[151].
Por su parte, Rodríguez et al. (2018), destaca la falta de procedimientos necesarios para la correspondiente evidencia demostrativa en el juicio oral. No respetando la solicitud de fiscalía y del representante de la víctima que determinen lesiones y secuelas psicológicas, credibilidad del testimonio y programas de reparación integral a las víctimas de ASI[152]. Por su parte, Carbajal y Araujo (2017), señala dos posiciones claras de la psicología forense. La llevada a cabo en el juzgado de familia se relaciona con el apoyo al diagnóstico de alienación parental y la llevada a cabo en los juzgados penales excluyen al imputado y se enfatizan en el testimonio de la víctima[153].
Desde otra perspectiva, Sedkaoui y Mullet (2016), respecto a la castración química utilizada en Francia, a modo de castigo en los casos de ASI. Los expertos que participaron del estudio, en su mayoría estuvo de acuerdo con este método, pero una minoría considero que los infractores adolescentes, no deberían ser castrados, demostrando implicaciones bioéticas, al momento de llegar a un consenso sobre la castración química[154].
En cuanto a las tentativas explicativas sobre el fenómeno del ASI, se identificaron perspectivas claras proporcionadas por los autores. Díaz (2020), menciona desde un enfoque de representaciones sociales que las niñas menores de 14 años, son consideradas como objeto de transacción para los adultos, en especial cuando va aumentando su edad. Debido a la cosificación de las niñas, adquiriendo mayor relevancia en la transición de la niñez a la adolescencia. De este modo, el núcleo de la representación social podría ser analizado, como justificación social del ASI y un aspecto que representa la tendencia de acortar la infancia, percibido como normal. Sin embargo, las madres e hijas siempre terminaran siendo culpables de la violencia sufrida, por la naturalización de un sistema de genero sexista e inequitativo, con efectos sociales perjudiciales[155].
En esta línea, Fornari et al. (2018), señala que es un fenómeno multifacético con facetas interconectadas entre el género y generación, las cuales son determinadas por la construcción social de la feminidad, masculinidad e infancia. En profundidad, la relación intergénero, aclara las manifestaciones de violencia en la infancia son por la asimetría de poder entre el sexo femenino y masculino. Desde la relación intergeneracional, se debe a la asimetría de poder entre el niño y el adulto[156].
En cuanto, a la perspectiva de género y generación, Borges et al. (2018), señala que estas dos desigualdades se ven involucradas en la gran cantidad casos de ASI en mujeres. Especialmente, como el género y el factor económico se entrelazan entre sí, respecto a la dominación masculina, el sometimiento de la mujer, naturalizar la producción y repetición de conductas abusivas por parte del hombre, como padre, proveedor de material y jefe de familia. Entonces, las mujeres se ubican en una condición de inferioridad, delegando el poder, lo que permite la reproducción de conductas abusivas[157].
En suma, Veirano et al. (2017), señala que las niñas sufren violencia sexual con mayor frecuencia que los niños, debido que su vulnerabilidad se asocia a las relaciones de poder basadas en el género y construidas socialmente, incluso, puede llegar a ser una forma de violencia que se perpetua con el tiempo[158]. En suma, Balletbo y Caballero (2017), señalan que el sistema del machismo, es bastante notorio en el fenómeno del ASI. Lo que podría explicar, el hecho que las mujeres en muchas ocasiones no denuncian el abuso que sufren sus hijos e hijas especialmente cuando el agresor es la pareja y/o el padre de los hijos. Revelando, el descuido hacia los NNA, la naturalización del abuso y del maltrato en este sistema patriarcal[159].
De hecho, Gómez et al. (2020), menciona que el subreporte de develación de ASI en el sexo masculino, puede estar relacionado con aspectos de género, que producen sentimientos de vergüenza y miedo. Debido que la estigmatización de la victimización en hombres, los patrones machistas en la sociedad y el predomino del paradigma de género que señala a los hombres como perpetradores, y no como víctimas[160].
Respecto a la prevalencia del ASI, Lira et al. (2017), destaca que tiene sus fundamentos en el patriarcado, configura roles sociales y oportunidades desiguales entre hombres y mujeres. Acentuando la perpetuación de la violencia y sometimiento hacia las mujeres, donde la situación abusiva se da en un juego de seducción, chantaje, mentiras, amenazas y pactos, que el agresor utiliza para ejercer control. Lo que concluye, en una confusión de roles entre la víctima y agresor, donde la víctima no puede reaccionar frente a la autoridad ejercida por el agresor, manteniendo en secreto la situación y desarrollando estrategias para sobrevivir al abuso[161].
Por su parte, Carmen (2017), menciona que la representación social de la infancia corresponde al conjunto de creencias asociadas a lo que significa ser NNA. Desde esta perspectiva, este último tiempo se ha logrado adquirir conciencia sobre la presencia de una cultura adulto céntrica, que minoriza la infancia como grupo social, percibiéndolos desde sus carencias y nivel de desarrollo[162]. Desde la perspectiva de Sawrikara y Katzh (2017), mencionan que el colectivismo considera que la unidad básica de la sociedad son las familias. Donde, la desigualdad basada en la edad y genero se ve cómo apropiado y aceptable, prefiriendo la homogeneidad, versus las desviaciones fuera la norma. A diferencia, del individualismo, que la unidad básica de la sociedad es el sujeto, quien predomina sobre el grupo. En este marco del individualismo y colectivismo, el ASI adquiere sentido en especial en aquellas minorías étnicas, debido que las culturas colectivistas valoran la familia y la comunidad sobre la necesidad de un individuo. Por tanto, las victima quedan en segundo lugar, y la prioridad son las necesidades y reputación de la familia[163].
En total se encontraron 1.163 artículos en las bases de datos Sage Journals, ScienceDirect, Pubmed y Scielo, de los cuales 50 fueron seleccionados para lectura completa, se incluyeron 46 artículos los cuales cumplieron con los criterios de elegibilidad.
En cuanto a aspectos generales de información sobre los textos incluidos, se incluyeron 21 artículos de investigación, 16 artículos de revisión bibliográfica y 9 ensayos. En idioma español, inglés y portugués. En cuanto a los países corresponden a Colombia, Brasil, España, Chile, México, Reino Unido, EE. UU, Paraguay, Argentina, Costa rica, Canadá, Francia, Perú, Turquía y Uruguay. Las profesiones identificadas en la producción de textos son Psicología, Psiquiatría, Enfermería, Trabajo social, Salud pública, Sociología, Criminología, Medicina general, Pediatría, Ética, Salud colectiva, Docencia, Victimología, Ginecología, Médico cirujano y Odontología.
Respecto a aspectos metodológicos en artículos de investigación y revisiones bibliográficas se encontró modelos de investigación cualitativa, cuantitativa y mixta. En cuanto a las técnicas de recolección de datos, se identificó revisión de documentos y aplicación de entrevistas.
La evidencia permitió destacar cierta cantidad de elementos importantes en el total de la investigación. Uno de ellos corresponde a la construcción conceptual del ASI, concluyendo en un fenómeno que señala la participación de un NNA en actividades sexuales que implican forzar un comportamiento sexual, coaccionado por un sujeto que posee un desarrollo global mayor que la víctima. Hecho que vulnera gravemente los derechos de los NNA, conformándose en un problema de salud pública. El siguiente corresponde a la ESCNNA como variante del ASI, debido que el ASI es considerado un factor de riesgo que podría facilitar la utilización del cuerpo de un NNA en actividades de carácter sexual, considerándolos como objetos de mercancía y exponiéndolos a adquirir enfermedades de transmisión sexual como el VIH.
Por otra parte, se identifica la caracterización del contexto y el agresor. En el contexto intrafamiliar las agresiones son cometidas por alguien que vive en el mismo hogar y el perfil del agresor tiende a ser un familiar cercano. En contexto extrafamiliar son aquellos ASI que ocurren fuera del hogar y el perfil del agresor puede ser un conocido o un extraño. En este contexto, es en donde se identifica en mayores ocasiones la relación entre la tecnología y el ASI. En este sentido, emerge el concepto ASI-AT, debido que ciertas tecnologías como el internet, las redes sociales, juegos en línea y páginas web estarían facilitando el ASI.
Otro elemento importante, es la caracterización de la victima de ASI, gran parte de las investigaciones señalan diferentes edades. Sin embargo, se identificó que la edad donde se presentaron las primeras experiencias de AS es a partir de los 2 años y culmina en la adolescencia. En cuanto al sexo de las víctimas, gran cantidad corresponde a sexo femenino.
En cuanto a la develación del ASI, se estima que gran parte de los AS son detectados y que un porcentaje menor es develado, esto puede estar influenciado por la edad de la víctima, debido que a menor edad menores son las posibilidades de comunicar dicha situación y a mayor edad, tienden a asumir que serán juzgados negativamente, especialmente la población adolescente y masculina. Sin embargo, otro factor relevante que repercute en la develación son los sentimientos de miedo debido a las amenazas que ejerce el abusador y de lealtad cuando el agresor es un miembro del círculo familiar.
Respecto a las consecuencias del ASI en las victimas, es amplio y por ende tiene un gran abanico de posibilidades. Entra las más asiduas, se encuentran aquellas asociadas a problemáticas de salud mental como TEPT, ansiedad, depresión y consumo de sustancias. Aunque, existe una gran variedad más de psicopatologías que podrían emerger luego de un ASI. A su vez es común la aparición de conductas sexualizas e involucrarse en actividades riesgosas. Además, pueden presentarse consecuencias a nivel cognitivo, social, físico y durante la primera infancia incluso afectar su desarrollo psicomotor.
Los principales aciertos en el abordaje del ASI, corresponde a la documentación de las intervenciones terapéuticas exitosas en el abordaje de las consecuencias del ASI en población adulta y NNA desde la psicoterapia y farmacoterapia, y la creación de programas de prevención. En cuanto a las limitaciones del abordaje del ASI, corresponde a la escasa preparación hacia la población en general para acoger adecuadamente este tipo de problemática y la capacitación a los distintos profesionales del área de la salud que por sus áreas de desempeño podrían detectar casos de ASI, pero no tienen los conocimientos requeridos.
Lo que respecta a la identificación y pesquisa del ASI, se identificó que durante la evaluación es importante la aplicación de entrevistas a los cuidadores, posteriormente entrevista al NNA y exploración física, según corresponda al profesional. Esto debe ocurrir en un ambiente de confianza y seguridad, evitando una posible revictimización. Por tanto, debe ser abordado por un equipo multidisciplinario capacitado en ASI. En este sentido, el diagnóstico es complejo y requiere de una sospecha y crear procesos reflexivos en torno a ella.
En cuanto a los aspectos legales asociados al ASI, se identificó una gran cantidad de denuncias no confirmadas como AS, debido que la evidencia de mayor peso es la prueba material y los relatos quedan en segundo plano. La problemática principal detectada respecto a los relatos es que los profesionales encargados de obtenerlo utilizan malas prácticas que concluyen en revictimizaciones secundarias. Otra, situación compleja es la exposición de las víctimas durante los juicios orales, donde los cuestionarios y afirmaciones tienden a violar los lineamientos otorgados para promover la protección los derechos de los NNA.
Por último, surgen aquellas tentativas explicativas sobre el fenómeno del ASI, entre ellas se identifica como problemática la cosificación de las niñas, la construcción social sobre el género y generación, la persistencia de un sistema machista y patriarcal, la configuración de una cultura adulto céntrica y el colectivismo como unidad básica de la sociedad donde la desigualdad basada en edad y género es aceptable.
La principal limitación de este estudio es que incorpora diferentes tipos de textos que abordan un amplio fenómeno, configurando una fusión compleja entre aquellos estudios de carácter cenciométricos y aquellos artículos de carácter netamente reflexivos. Por tanto, la calidad de los artículos incluidos puede variar significativamente. Sin embargo, esta investigación se fundamenta en la necesidad revelar como ASI, está siendo abordado actualmente por los distintos profesionales según los textos publicados.
CONCLUSIÓN
De los artículos encontrados entre el año 2015 al 2020, gran parte de ellos señalan que el ASI genera repercusiones y consecuencias negativas que pueden afectar la salud de los NNA. Sin embargo, el área que tiene más interés en este fenómeno son las ciencias sociales, especialmente la psicología y en segundo plano las ciencias de la salud, como la psiquiatría. Ambas áreas desde aquellas diciplinas, mencionan brevemente los abordajes sobre las consecuencias psicopatológicas del ASI.
En este sentido, el siguiente paso para las futuras investigaciones correspondería indagar con mayor profundidad el abordaje practico y teórico de las terapias no farmacológicas y farmacológicas sobre el ASI en adultos, especialmente en países en vías de desarrollo. Por último, en el caso de la infancia, revelar como las terapias no farmacológicas, es decir desde la Psicología, Terapia Ocupacional, Kinesiología u otras a fines abordan el ASI desde intervenciones, investigaciones y acciones socio-comunitarias. Lo que sugiere un amplio campo de investigaciones para las diferentes profesiones dedicadas a entregar servicios de atención a la población de NNA.
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Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan el pensamiento de la Revista Inclusiones. |
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